Enseñarles a nuestros hijos hábitos saludables que perduren durante su vida es todo un reto, pues el impacto de estos determinará no solo su salud, sino también su comportamiento y más que nada el estilo de vida que lleven.
Es por esto que decidimos hablar con Gabriela Criollo, fundadora de Minikaizen y de Ruta Salud, quien además cuenta con certificaciones en Health Coaching, Dieta Antiinflamatoria y Dieta a base de Plantas.
Esta madre de dos niños de 7 y 3 años nos compartió algunos consejos en cuanto a cómo enseñarles a nuestros hijos un estilo de vida saludable y a importancia de este.
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¿Cómo definiría usted un estilo de vida saludable y cuál su importancia en los primeros años de vida?
Un estilo de vida saludable es un estado de equilibrio tanto físico como mental, que deriva en una sensación de bienestar y energía para realizar las tareas cotidianas. La construcción de este inicia desde que el niño se encuentra en el vientre materno. Luego, el periodo comprendido entre la primera infancia y la adolescencia. Esta etapa es crucial en la vida, pues es allí donde se produce el mayor crecimiento físico e intelectual.
En estos años se colocan los cimientos del tipo de relación que el niño tendrá con la alimentación, el ejercicio físico y con la atención que le preste a su salud. Este aprendizaje le acompañará durante toda su vida y se reflejará de manera directa en su salud y bienestar.
¿Cómo pueden los padres crear hábitos saludables en sus hijos y cómo hacer que estos perduren con el tiempo?
Creo firmemente que los padres deben empoderarse a través de información basada en ciencia y de la guía de un profesional de la salud que conozca de Nutrición. Estos conceptos deben ser compartidos con los niños a través de un lenguaje claro y sencillo. Igualmente, tanto papá como mamá deben ser ejemplo. Es decir, si hablan de comer vegetales, deben hacerlo y disfrutarlo; difícilmente se logrará que los niños adopten este hábito si no tienen una guía. Ahora, la mejor manera de construir una sana costumbre es a través de la repetición continua de aquello que se desea incorporar.
Muchos padres pierden el entusiasmo cuando ven que sus hijos no comen suficiente o no consumen frutas o verduras. El secreto está en no desmayar y continuar ofreciendo este tipo de alimentos a los niños a través de distintas recetas y preparaciones. Otra manera de construir hábitos es incorporar una práctica diaria por un periodo corto de tiempo. Por ejemplo, el niño deberá beber medio vaso con agua a diario (puede beber más pero nunca menos). Puede hacer ejercicio al menos 30 minutos al día (pero nunca menos). O leer al menos un párrafo diario de algún libro aun cuando esté cansado.
Finalmente, una vez implementado un hábito saludable, trabaja para nosotros de manera automática sin necesidad de desgastarnos en exigencias.
¿Qué alertas en la salud o en el comportamiento de los niños se pueden identificar para entender que los hábitos no están siendo los correctos?
Es importante que estemos pendientes y pidamos la guía de un profesional de la salud si observamos que nuestros hijos se enferman frecuentemente o su período de recuperación excede lo normal. Si el niño muestra signos de malestar gastrointestinal o manifestaciones en la piel después de consumir determinados alimentos. También debemos buscar las causas por las que tiene poco o mucho apetito, o si se niega a consumir alimentos integrales como verduras o frutas.
Lo anterior es normalmente es una tendencia marcada por la comida procesada. En cuanto al ejercicio, debemos observar si nuestros hijos carecen de energía o de resistencia física para jugar por un tiempo considerable de tiempo.
¿Cuáles hábitos alimenticios y de comportamiento por parte de los padres usted considera nocivos y que pueden afectar a los hijos?
Pienso que un niño se ve afectado cuando los padres le exigen practicar algún hábito saludable, pero ellos no lo predican con el ejemplo.
Además, hay un impacto en los hogares cuando los padres compran grandes cantidades de alimentos procesados y gaseosas, y los brindan continuamente a sus hijos. Una de las mayores actitudes nocivas que podemos tener es dejar las decisiones de alimentación de nuestros niños en manos de terceros. ¡De papá y mamá debe venir esa guía!
Teniendo en cuenta que los niños necesitan determinados nutrientes para su crecimiento y desarrollo, ¿usted sugiere una dieta vegana? ¿Por qué sí o no?
Quiero aclarar que es totalmente factible que un niño lleve una dieta vegana, siempre y cuando se realice con la guía y el estricto seguimiento de un profesional especializado en el tema.
Esto es muy importante porque hoy en día las dietas de este tipo se consideran una moda, y muchos padres acuden a páginas web o a perfiles en redes sociales a fin de implementar un cambio radical en la alimentación de sus hijos.
Al ser la infancia un estado de la vida donde la carencia o deficiencia de algún nutriente puede tener efectos graves en la salud del niño, esto no es algo para tomarlo a la ligera.
Si no existe esta disposición para buscar el apoyo de un profesional, es mejor apoyarse en pequeñas cantidades de proteína animal para asegurarnos de cubrir los requerimientos nutricionales.
Desde mi experiencia personal, una dieta basada mayoritariamente en plantas (granos, frutas, vegetales, nueces y semillas) y una cantidad limitada de proteína animal, es la mejor combinación.
Se estima que el 31% de la población infantil tiene sobrepeso. ¿Cómo combatir esto, pero sobre todo cómo crear conciencia en los padres en cuanto a este tema?
¡Creo firmemente que el conocimiento es poder! Hacen falta espacios para profundizar en temas de alimentación saludable en los niños, pero, sobre todo, hace falta herramientas prácticas que nos permitan aplicar el concepto de “mejora tus hábitos de salud y los de tu familia”.
Aquí juega un papel importante el Estado, el colegio, los padres y quienes cuidan directamente a los niños. Son ellos los llamados a informarse y a compartir ese conocimiento con los más pequeños a través de un lenguaje sencillo. Se debe empoderar a los más pequeños desde edades tempranas para que tengan una relación armoniosa con la comida y para que sepan cómo alimentarse.
Te pondré un ejemplo claro de cómo un padre de familia puede crear consciencia para mejorar la alimentación de sus hijos:
Se sabe que uno de los factores que más favorece el sobrepeso es el exceso de azúcar y de alimentos procesados. Si un padre tiene la filosofía de que un poco de azúcar no hace daño (pero no es consciente de que, en cada comida, le brinda algo de azúcar refinada a su hijo), o simplemente sabe que el “azúcar es mala”, pero no entiende con precisión qué sucede en el cuerpo de su hijo cuando la consume en exceso, difícilmente tendrá consciencia a la hora de alimentarlo.
En cambio, si el padre de familia tiene conocimiento de que cada vez que su hijo consume comida azucarada, su pequeño cuerpo elimina magnesio y calcio de sus huesos para contrarrestar la acidez de esta sustancia, lo pensará dos veces antes de ofrecerle tanta azúcar.
Igualmente, si sabe que el azúcar puede destruir la flora intestinal y que es aquí donde radica el 70% de las defensas de su hijo, entonces le pondrá más cuidado a la alimentación a fin de que tenga las defensas necesarias para cuando esté expuesto a un virus y bacterias.
¿Cómo hacer para que los hábitos inculcados en casa no se vean cambiados por los enseñados en el colegio en caso de que estos sean contrarios?
Pienso que es hora de empoderarnos como padres de familia y de dejar de delegar la alimentación de nuestros hijos al Estado o al colegio. Es necesario que revisemos el menú escolar que se sirve; que busquemos opciones más sanas a la hora de preparar las loncheras; que llevemos opciones más saludables a los distintos eventos de las escuelas.
Es necesario entender qué nos propone el colegio a la hora de alimentar a nuestros hijos y, si esto no coincide con una alimentación sana, es hora de salir de nuestra zona de confort y si es necesario, prescindir de los servicios de cafetería y enviarles comida desde casa.
¿Cuáles considera usted que son esos 5 hábitos saludables que no pueden faltar en la educación de los hijos y cuál es la importancia de cada uno?
1. Alimentación Saludable: Esto es de trascendental importancia porque en edades tempranas inicia su relación con la comida y ésta le acompañará durante su vida adulta. Para esto es necesario crear espacios y rutinas felices al momento de alimentar a nuestros hijos.
2. Hidratación: Esto es importante porque el agua nos ayuda no solo a hidratar tejidos y órganos, sino a desintoxicarnos de manera natural. Para ello conviene erradicar de la dieta las gaseosas y todo tipo de bebidas azucaradas.
3. Calidad de Sueño: Esto es primordial porque el sueño es el alimento del cerebro y, consecuentemente, de los procesos cognitivos. Recomiendo poner especial atención en la creación de una rutina para dormir, apagar pantallas al menos dos (2) horas antes de ir a la cama.
4. Movimiento: Se trata del diseño natural para el que fue creado el cuerpo. Además de mantener la flexibilidad, el ejercicio ayuda a reducir el riesgo de enfermedades crónicas, libera sustancias químicas que aportan a la sensación de bienestar y fortalece el sistema inmunológico de los niños.
5. Alimento emocional: Los alimentos no son únicamente físicos. Los alimentos más importantes que pueden recibir los niños son los emocionales, tales como el amor, la atención y el tiempo, porque son los que fortalecen la personalidad y la autoestima.
Sabemos que mediante estos consejos podrás comenzar a construir junto a tu familia, hábitos de vida saludables que sean de beneficio para todos, Y como dice Gabriela, “los hábitos que sembremos en nuestros niños, tendrán un impacto directo en la relación que tengan con su cuerpo. De esta relación dependerá, en gran medida, la calidad de su salud y la fortaleza de su autoestima”.